Estados Unidos prohibió el plomo en los productos infantiles en 1978. Por desgracia, gran parte del mundo de la fabricación no se ha puesto al día con esta medida de seguridad tan importante. Sin controles adecuados en las cadenas de fábricas extranjeras, es muy posible que los juguetes infantiles con alto contenido en plomo se cuelen en los hogares, introduciendo plomo en el organismo de los niños a través de pinturas y plásticos.
Desde hace décadas se sabe que el plomo es un posible carcinógeno. Los niños en desarrollo corren un riesgo especialmente grave de contraer enfermedades relacionadas con el plomo, debido a su absorción a través de la piel y a su ingestión por las frecuentes actividades en las que se llevan las manos a la boca. Los niños pueden absorber hasta el 50% del plomo que ingieren, lo que provoca problemas de salud y trastornos del desarrollo para toda la vida.
El plomo en los juguetes infantiles no es cosa del pasado
Los padres de hoy están mucho mejor informados sobre cómo proteger a sus hijos de los juguetes antiguos que contienen plomo y otros elementos que ahora se consideran lo bastante peligrosos como para someterlos a pruebas rigurosas, imponer restricciones nacionales y prohibir totalmente su uso en productos de consumo.
Sin embargo, esa misma comprensión de los peligros de las "viejas formas de producción" podría cegar a un padre o cuidador ante la realidad de que los juguetes actuales, sin control, pueden muy bien incluir una serie de sustancias peligrosas como el plomo y el cadmio. Es una falacia suponer que los nuevos juguetes han sido sometidos a pruebas exhaustivas antes de entrar en el mercado, incluso en los países más estrictos.
El año pasado, el Grupo de Investigación de Interés Público de Estados Unidos (PIRG, por sus siglas en inglés) publicó su 32.º informe "Trouble in Toyland", en el que destacaba cuatro de los peligros más acuciantes de los juguetes en 2017. Uno de ellos era el exceso de plomo en uno de los juguetes más populares del mundo: los fidget spinners.
En este caso concreto, la cuestión no era si el producto contenía o no un nivel excesivo de plomo en comparación con el límite de 100 partes por millón (ppm) establecido por la CPSC para los productos infantiles, aunque las cifras encontradas eran muy superiores, de más de 30.000 ppm en casos extremos.
El problema era lo que el U.S. PIRG y un número creciente de grupos de consumidores afines consideraban un tecnicismo deshonesto y potencialmente peligroso. Dado que los fidget spinners se comercializan para "mayores de 14 años", no se consideran "juguetes infantiles" y, por tanto, no están sujetos a la restricción de 100 ppm.
Otras señales de alarma llegaron cuando grandes almacenes de renombre -en particular Target- empezaron a vender fidget spinners en las secciones de juguetes destinadas a niños de hasta seis años. Tras la presión de los medios de comunicación, Target accedió a retirarlos.
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Pruebas de seguridad de juguetes en situaciones realistas
La responsabilidad subyacente de todos los fabricantes e importadores de productos infantiles es la interacción segura entre el producto y el niño. El análisis de la adecuación a la edad es un paso importante en el proceso de desarrollo del producto, pero la realidad es que una vez que un juguete se vende y está en el mundo, a menudo llegará a manos de niños más pequeños que procederán a explorar el juguete utilizando todos sus sentidos.
Por lo tanto, la estrategia de pruebas más eficaz comienza en el nivel de diseño, cuando se pueden considerar todos los escenarios de uso posibles y se puede asignar una prueba de seguridad válida.
El servicio adecuado de control de calidad, pruebas de laboratorio e inspección puede ayudarle a considerar su diseño desde todas las perspectivas realistas y coordinar una estrategia de pruebas que mida adecuadamente la verdadera seguridad de su juguete, incluidas todas las normas nacionales e internacionales relativas a la restricción de sustancias inseguras como el plomo o los ftalatos.
QIMA comprueba estas casillas de garantía y puede ayudarle además con inspecciones precisas y detalladas de las fábricas para garantizar que su cadena de suministro no incumpla sus normas. Dado que varios países de todo el mundo todavía tienen que aplicar restricciones de elementos peligrosos en los productos de juguetería, es realista suponer que las fábricas de esos países no dudarían en añadir plomo a pinturas y plásticos sin tener en cuenta los peligros.
Por otra parte, en un número cada vez mayor de mercados importantes, los requisitos de seguridad de los productos infantiles son cada vez más rigurosos a medida que salen a la luz nuevos problemas de seguridad sobre el contenido de sustancias químicas.
QIMA cree que su empresa juguetera entiende lo que se requiere, y que aún quiere ir más allá: más allá del "suficientemente seguro" y hacia el producto más seguro posible para todos.
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